En el actual panorama mediático, el periodismo de verificación o fact-checking se ha convertido en una herramienta esencial para combatir la desinformación y garantizar la integridad de la información. Este proceso se cumple bajo una rigurosa metodología en la que se consideran ciertos indicadores y criterios para garantizar la precisión del proceso, incluso desde cómo y qué se verificará.
- Cómo seleccionar una afirmación o «claim»
Para que una afirmación sea considerada verificable, debe cumplir con ciertas características esenciales. En primer lugar, la especificidad es fundamental. Cuanto más específica sea una afirmación, más fácil será someterla a un proceso de verificación. Por ejemplo, una declaración como «El desempleo aumentó un 2% en el último trimestre» ofrece un dato concreto que puede ser contrastado con estadísticas oficiales. En cambio, una afirmación más general como «El desempleo está empeorando» resulta más difícil de verificar debido a su falta de precisión.
La relevancia de la afirmación en el contexto del debate público es otro factor importante a considerar. Los fact-checkers damos prioridad a aquellas declaraciones que tienen implicaciones significativas para la sociedad o que están influyendo de manera notable en la opinión pública. En este aspecto también, se analiza el origen de la afirmación o potencial desinformación, prestando especial atención a las declaraciones provenientes de autoridades, líderes políticos o personas con influencia en la opinión pública.
Además, la temporalidad de la afirmación juega un papel crucial. Las declaraciones seleccionadas para verificación deben hacer referencia a un marco temporal específico o implicar una condición actual que pueda ser investigada y corroborada. Es importante que la afirmación no sea demasiado antigua, a menos que haya resurgido en el debate actual y siga teniendo relevancia para la sociedad.
También, es importante aclarar que no toda información que circula en redes o afirmación hecha por alguna persona se puede verificar. Las declaraciones que se prestan a la verificación deben referirse a hechos concretos, no a opiniones o juicios de valor. Mientras que una afirmación como «La temperatura promedio global aumentó 1°C en el último siglo» presenta un dato verificable, una declaración del tipo «El cambio climático es el mayor desafío de nuestro tiempo» expresa una opinión subjetiva que no puede ser verificada de manera objetiva. Tampoco pueden ser verificadas propuestas de campaña, predicciones a futuro, creencias personales debido a que estas declaraciones no se basan en hechos concretos o datos verificables.
Las propuestas de campaña son promesas que pueden o no cumplirse en el futuro, las predicciones son especulativas por naturaleza, y las creencias personales son subjetivas y no están sujetas a verificación factual. Además, estas afirmaciones a menudo carecen de la especificidad necesaria para una verificación rigurosa y pueden cambiar con el tiempo o las circunstancias.
- Cuándo no se verifica lo verificable
En ocasiones, como verificadores hemos identificado o nos han solicitado revisar cierta información que, aunque tenga relevancia en la opinión pública y elementos verificables, decidimos dejar de lado cuando no cumple con los criterios de interés público, sino uno en particular. Esto puede ocurrir cuando la información se refiere a asuntos privados de individuos que no tienen impacto en la sociedad en general, o cuando la verificación podría causar más daño que beneficio al amplificar información potencialmente dañina o engañosa.
- Otros elementos importantes
Una vez seleccionada la afirmación o el contenido a verificar, también se consideran los siguientes puntos:
- Contextualización: Comprender el entorno de la información, incluyendo fecha, ubicación y contexto político-cultural, es fundamental para evitar malinterpretaciones.
- Análisis de fuentes: Evaluar la credibilidad del emisor de la información es crucial. Una fuente poco confiable requiere un escrutinio más riguroso.
- Corroboración directa: Cuando se menciona a medios o entidades específicas, es indispensable contactarlos para confirmar la veracidad de la información.
- Investigación profunda: Buscar exhaustivamente datos oficiales y consultar a expertos para contextualizar los temas en análisis. En ocasiones, es necesario contactar a la fuente original de la posible desinformación.
- Verificación cruzada: Analizar si otros medios confiables han reportado la misma información o si ha sido previamente desmentida.
- Publicación rigurosa: Antes de calificar una afirmación, se debe contar con toda la evidencia necesaria. Este paso implica una revisión por pares para garantizar la precisión y contextualización adecuada de los datos.
Este enfoque integral, que combina análisis de contexto, fuentes e implicaciones, es esencial para garantizar la eficacia del fact-checking en la lucha contra la desinformación. Conoce en detalle el proceso de Lupa Media en www.lupa.com.ec