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Etiqueta: coronavirus

Lo que sabemos y lo que no sabemos del COVID-19, 5 años después

El 11 de marzo de 2020, Tedros Adhanom, titular de la Organización Mundial de la Salud (OMS), declaró el inicio de la pandemia por la misteriosa enfermedad respiratoria que comenzó en China a finales de 2019. A esto le siguió un confinamiento mundial, el colapso de los sistemas de salud y millones de muertes, cuya cifra exacta aún es objeto de estudio.

Cinco años después, el COVID-19 sigue presente, aunque su impacto ha cambiado. Las vacunas han reducido significativamente la mortalidad y la severidad de los casos, pero el virus sigue evolucionando con nuevas variantes. La inmunidad de la población ha mejorado, pero persisten preguntas sobre los efectos a largo plazo, el COVID persistente y el futuro de las estrategias de mitigación.

El origen del virus: un misterio sin resolver

Cinco años después del inicio de la pandemia, el origen exacto del SARS-CoV-2, es el virus causante del COVID-19, sigue sin esclarecerse. Los análisis genéticos han confirmado su parentesco con coronavirus presentes en murciélagos, pero el camino que lo llevó hasta los humanos aún es un enigma.

Una de las hipótesis más aceptadas sugiere que el virus pasó primero por otro animal –posiblemente perros mapache, civetas o ratas de bambú– antes de llegar a los humanos a finales de 2019, en un mercado de Wuhan donde se vendían animales vivos. Esta vía es similar a la del brote de SARS en 2002, causado por otro coronavirus con un salto zoonótico.

Sin embargo, la proximidad del brote inicial con el Instituto de Virología de Wuhan alimentó otra posibilidad: ¿pudo haber ocurrido un escape accidental de laboratorio? Aunque en un inicio se descartó como una teoría conspirativa, informes de inteligencia y la falta de transparencia del gobierno chino han mantenido abierto el debate.

Las investigaciones han sido limitadas, y la falta de cooperación ha dificultado el acceso a datos clave. Mientras tanto, los expertos coinciden en que, con la información disponible, la hipótesis zoonótica sigue siendo la más plausible. Pero, en ausencia de pruebas concluyentes, el misterio del origen del COVID-19 podría persistir por muchos años.

20 millones de vidas pérdidas y contando

De acuerdo con la última actualización del Panel de Datos del Coronavirus de la OMS, en todo el mundo hubo más de 700.000.000 casos documentados de la enfermedad, con un saldo de 20 millones de fallecidos, considerando un subregistro de al menos 10 millones de personas.

Ecuador, que en un momento determinado de 2020 fue uno de los países más golpeados por el virus, entre marzo de 2020 y mayo de 2023 se contabilizaron 67 527 personas fallecidas en el país, según el registro del Ministerio de Salud Pública como casos confirmados.  El país reporto más de un millón de casos confirmados.

En 2025 aún se reportan casos de COVID-19.  El Instituto Nacional de Investigación en Salud Pública (Inspi), registra que en la semana epidemiológica 9 (28 de febrero-1 de marzo), 1 100 casos confirmados de covid-19, a escala nacional.

El enigma del covid persistente

Esta condición, que afecta a millones de personas en todo el mundo, se caracteriza por síntomas que van desde una fatiga incapacitante y dolores inespecíficos hasta problemas cognitivos como la niebla mental y la pérdida crónica del olfato o gusto. Aunque la OMS definió la covid persistente en 2021 como una afección que dura al menos dos meses tras la infección por SARS-CoV-2, sin una causa alternativa, la realidad es mucho más compleja.

A menudo, los pacientes con covid persistente no tuvieron un cuadro agudo grave y, aunque los síntomas varían, las mujeres de mediana edad parecen ser más vulnerables. Un posible desencadenante es la presencia de restos del virus en el organismo, que podría estar confundiendo al sistema inmunológico y manteniéndolo en un estado de alerta constante. Otros estudios sugieren que el sistema inmunológico podría haber quedado debilitado por la infección, generando una respuesta inflamatoria crónica.

Lo que se sabe con certeza es que la covid persistente no solo afecta a aquellos que tuvieron una enfermedad grave; puede surgir incluso después de un caso leve y, en muchos casos, persiste durante meses o años. Aunque las tasas de covid persistente han disminuido desde los primeros años de la pandemia, aún no se entiende por qué solo algunas personas desarrollan esta condición, ni cuál es su causa exacta.

El virus sigue mutando

Aunque la variante ómicron y sus subvariantes han sido las predominantes en los últimos años, el virus continúa mutando, lo que podría requerir ajustes en las estrategias de vacunación. A finales de noviembre de 2021, ómicron surgió como una nueva variante que se propagó a una velocidad impresionante.

A pesar de la rápida propagación, la OMS indicó que ómicron, en promedio, causó enfermedades menos graves que la variante delta. Esto podría explicarse en parte por el aumento de la inmunidad, tanto a través de las vacunas como de infecciones previas.

Desde entonces, ómicron ha seguido evolucionando con la aparición de diversas subvariantes, acumulando nuevas mutaciones. En Ecuador, la variante EG.5 del SARS-CoV-2 ha sido identificada recientemente, especialmente en la provincia de Pichincha. Esta variante, descendiente de XBB.1.9.2 (un sublinaje de Ómicron), fue clasificada por la OMS como variante de interés. A pesar de su circulación, no se ha observado un aumento significativo de casos graves en el país.

Aunque las mutaciones continúan, los expertos aseguran que los tratamientos y refuerzos actuales siguen siendo efectivos, dado que la variante XEC es, en esencia, una combinación de las variantes ya conocidas. A medida que el virus sigue adaptándose, se mantiene la importancia de la vigilancia y la adaptación de las estrategias de salud pública para controlar su propagación.

La próxima gran pandemia

Las lecciones del COVID-19 son claras: la preparación y la cooperación internacional son esenciales para enfrentar futuras pandemias. Aunque el mundo ha mejorado en varios aspectos, como la rapidez en la producción de vacunas y tratamientos, sigue existiendo una necesidad urgente de fortalecer los sistemas de salud pública, mejorar la infraestructura y reducir la desigualdad en el acceso a servicios sanitarios.

El COVID-19 nos enseñó que, ante una crisis sanitaria global, la rapidez, la transparencia y la solidaridad son factores determinantes para mitigar el daño. Pero la próxima gran pandemia podría ser aún más desafiante, por lo que la humanidad debe estar más unida y mejor preparada para el futuro.