
¿Cuáles son los riesgos de seguir una dieta elaborada por ChatGPT?
Cada vez más usuarios recurren a herramientas como ChatGPT para pedir consejos sobre alimentación o incluso dietas completas. En TikTok se han viralizado vídeos de personas que aseguran que esta inteligencia artificial es su “nueva nutricionista” y comparten menús creados por el chatbot para perder peso. Sin embargo, especialistas en nutrición e inteligencia artificial advierten de que estas recomendaciones pueden ser erróneas, no estar actualizadas y, sobre todo, no tener en cuenta factores clave como enfermedades, intolerancias o la relación emocional con la comida.
¿Qué devuelve ChatGPT cuando se le pide una dieta para bajar de peso?
Los menús generados por ChatGPT pueden parecer saludables, pero no preguntan por datos básicos como el peso, las alergias o si existe una patología previa. Lo que propone la herramienta son dietas genéricas, que no se asemejan al trabajo que haría un nutricionista. Alejandra Benito, experta en nutrición y dietética, que el acompañamiento profesional incluye aspectos físicos, emocionales y sociales: “No es solo la alimentación», recuerda la experta. «Nos adaptamos al paciente, a sus necesidades, a sus gustos, a sus peculiaridades o patologías. Le ayudamos con las dificultades que puedan surgir y le escuchamos para saber qué es importante para él. Eso no lo puede sustituir una IA”.

Un ejemplo de sus posibles consecuencias es el caso de un hombre de 60 años que tuvo que ser ingresado tras sufrir una intoxicación crónica. El paciente siguió durante tres meses la indicación de ChatGPT de sustituir la sal común por bromuro de sodio cuando preguntó por alternativas. “El riesgo de que la IA haga una dieta incluyendo información errónea, sin evidencia científica o con prácticas de riesgo es alto”, indica Benito.
Desde el ámbito de la inteligencia artificial, Verónica Bolón, experta en IA por la Universidad de A Coruña, explica que el chatbot carece de un sistema de reglas que evite, por ejemplo, recomendar gluten a una persona celíaca o lácteos a alguien intolerante a la lactosa. “Han aprendido a imitar cuáles son los elementos típicos de una dieta y eso es lo que ofrecen”, señala.
Sin embargo, los riesgos no se limitan a problemas médicos. Según Benito, buscar dietas automáticas en Internet o redes sociales puede favorecer trastornos de la conducta alimentaria (TCA): “Muchos pueden acabar con una tormentosa relación con la comida porque ninguna herramienta les advirtió que lo que estaban haciendo era obsesionarse, restringirse y poner en riesgo su salud física y mental”. La frustración al no poder seguir la dieta, la culpabilidad o los intentos reiterados por perder peso que no funcionan pueden convertirse en “el cóctel perfecto para desarrollar un TCA”.
Los especialistas insisten en que la IA puede ser una herramienta de apoyo, pero no sustituye la consulta de un dietista-nutricionista. Benito recuerda que debemos ser prudentes con este tipo de programas y con cualquier sistema que promete cuidar de nuestra salud sin supervisión profesional.
Fuentes:
Agencia de contenidos Maldita.es